3 de marzo de 2006

Si somos la única especie con capacidad de reír, ¿por qué no sacamos más provecho de la risa, presente en el rostro desde los cuatro meses de vida?
Aristóteles sostenía que el bebé no es persona hasta que ríe. Hasta que eso no ocurre, el recién nacido es un ser no muy distinto a cualquier otro cachorro mamífero.
A medida que las habilidades humanas se perfeccionan, la capacidad de reír disminuye. Irónico, ¿no? Se sabe que mientras un niño de seis años ríe unas 400 veces al día, el más jocoso adulto lo hace solo unas cien veces. La mayoría de las personas apenas ríe unas 15 veces por día.
Un consejo chino recomienda para estar sanos reír no menos de 30 veces por día. Algunos expertos occidentales exhortan a reír un minuto tres veces al día.
Durante una carcajada se contraen alrededor de 400 músculos y se queman calorías. Cinco minutos de risa equivalen a 45 de ejercicio aeróbico.
Cuando una persona ríe mejora la respiración y la oxigenación sanguínea aumenta. Como es imposible pensar y reír al mismo tiempo, la risa es un excelente antídoto contra la obsesión y los pensamientos negativos.
El sistema inmunológico se potencia, mejora la digestión, disminuye el estrés y se segregan hormonas que estimulan la actividad cardiaca. Quienes ríen poco o tienen poco sentido del humor son propensos a contraer enfermedades graves, como el cáncer o ataques cardiacos.
La risa es buen analgésico, de umbral bajo, pero efectivo. Al reír liberamos endorfinas —sustancias que contribuyen a aliviar el dolor—, ya los antiguos recurrían al llamado “gas de la risa” como anestésico.
En la Biblia se lee: “Un corazón lleno de alegría es una buena medicina, pero un espíritu deprimido seca los huesos” (libro de los Proverbios).
El poder curativo de la risa es conocido. Muchos payasos forman parte del equipo terapéutico en varios hospitales. Lamentablemente, a pesar de que la risa es fuente de salud, a veces cuesta reír. Hay quien dice que aprender a reírse de uno mismo es una de las bases de la salud.
Reírse aporta mucho más que una buena dosis de salud: nos permite ver las cosas desde otro punto de vista, tocar al otro sin hacerlo...
La risa —según Freud—, es el camino más corto entre dos personas, una forma de tocarse espiritualmente. Pero también es la mejor vacuna contra la soberbia, la opresión y la intolerancia. Los terroristas tienen una cosa en común: carecen de sentido del humor.
Si el humano no aprende a reírse de sí mismo, se ahoga en la soledad abrumadora del dogmatismo y recurre a la larga a la violencia como sustituto del humor y la ternura.
Cuando brota la risa, la rigidez afloja, el enojo desaparece y un espíritu soleado ocupa ese lugar. Cuando es poderosa alegra e ilumina el espíritu, y los sombríos rincones de otros corazones.
La vida es demasiado importante para tomársela en serio. Oscar Wilde

2 comentarios:

Julio Suárez Anturi dijo...

La risa ilumina desde adentro el rostro de quien la expresa. Y esto que anotas es contundente: "Los terroristas tienen una cosa en común: carecen de sentido del humor".

Karola dijo...

No lo anoté yo,lo leí. Pero ahora si añado: nadie puede dar lo que no tiene,una risa o sonrisa que trasmite vida,ilusión,carcajada, paz, no sale de un interior que está vacío, inerte, sombrío y que no siembra sino que destruye,de ahí es imposible que brote el sentido del humor ni nada.. Me gustó tu palabra "ilumina" describe muy bien. Un saludo Julio.