21 de octubre de 2013

Yvonne-Aimeé

 EL RITO PRÍSTINO (ORIGINAL) DE LA SANTA MISA


Mística francesa del siglo XX, cuyos extraordinarios dones y carismas sorprendieron enormemente a todos aquellos que la conocieron. Uno de ellos era el de saber en el corazón
cuándo alguien había profanado una Sagrada Forma.

Carta datada el 31 de marzo de 1923, que en su día hizo llegar a un sacerdote llamado Padre Crété. La misiva dice así: “Querido Padre: […] Anoche, mi Señor Jesús me dijo que fuera a buscarle a la casa de una persona que, desde el sábado, le tiene de forma incorrecta encerrado en su hogar. Dicha persona recibió la Sagrada Forma durante una misa, pero nada más regresar a su banco, la sacó de la boca y la escondió en un pañuelo con la intención de profanarla. […]


Esa misma noche, siguiendo las instrucciones de mi Señor Jesús, me encaminé a la casa de tal persona. Ella misma me abrió la puerta y comprobé que su hogar era señorial y de muy alto nivel económico. Le dije que había acudido a recoger la Sagrada Forma; palideció y me invitó hacia el salón, en donde tomó una cajita de la que sacó la Sagrada Forma. ¡El Señor estaba ahí!
La tomé en mis manos y, siguiendo la inspiración de mi Señor, dirigí unas palabras a esa pobre mujer, quien comenzó a derramar grandes lágrimas de arrepentimiento.


(Desgraciadamente desconocemos las palabras con las que la madre Yvonne-Aimeé tocó el corazón a esta alma). Luego regresé a mi residencia, cargando cuidadosamente a mi Amado. Mientras caminaba con mi Señor, Él me dijo: ‘Guárdame hasta que yo te diga lo que deseo que hagas conmigo’”. La madre Yvonne-


Aimeé recibió la orden de su director espiritual de consumir ella misma esa Sagrada Forma.


Esta anécdota se repitió en muchas ocasiones a lo largo de su vida y no siempre los profanadores la trataron con indulgencia. A veces llegaba a su residencia con moretones, heridas o arañazos.


Sólo cuando lleguemos al cielo podremos saber por qué el Señor ha dado estos dones a ciertas personas como a la madre Yvonne-Aimeé. Esta mujer no sólo era capaz de saber cómo, quién y dónde se había profanado una Sagrada Forma, sino que además, tenía la increíble capacidad de estar en dos sitios a la vez y ser vista por muchos testigos (este don se conoce como “bilocación”). Su director espiritual (el padre Labutte) ha dejado escritas increíbles anécdotas de esta delicada alma, que para nosotros se han convertido en joyas de la fe.



Una de ellas se refiere a lo que le sucedió cerca del final de la Segunda Guerra Mundial, mientras estaba en Malestroit, Francia. Sin saber cómo, se vio de pronto frente a Hitler, en su despacho de Berlín. Él, sorprendido de ver a una monja aparecer de la nada, sacó un arma y le disparó. Aunque las balas le atravesaron, no la hirieron. Hitler quedó petrificado por el miedo mientras ella, impasible, le dijo unas palabras que el mismo Jesús le había dictado para él. (Desgraciadamente tampoco hay detalles sobre tal mensaje). Se sabe que Hitler no quiso creerle y le rogó que se marchara de inmediato. Ella, antes de desaparecer, se acercó al mapa de Europa que yacía sobre la mesa, y señaló un lugar con el dedo diciendo: “cuando usted llegue con sus tropas a este lugar, perderá su guerra”. Y así ocurrió…

ORACIÓN DEL PERDÓN
“¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman!”
ORACIÓN DEL ÁNGEL
“¡Santísima Trinidad!, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Te adoro profunda-mente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los que ÉL es ofendido.
Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.

El Ángel de la Paz a los pastorcitos de Fátima, 1916

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